Cigarrillo
El cigarrillo, (también llamado cigarro) es uno de los formatos más populares en el consumo de tabaco. Un cigarrillo es una planta seca (popularmente tabaco) picada envuelto por una hoja delgada de papel en forma de cilindro. Comúnmente presenta integrado un filtro para reducir los daños a la salud.
Fue definido ya por Bartolomé de las Casas en su Historia de las Indias como «ciertas hojas secas envueltas en otras hojas, también secas, parecidas a los petardos... Se encienden por un extremo y se chupan por el otro... para introducir en los pulmones ese humo con el que adormecen el cuerpo y así se embriagan».
Fue condenado por Jacobo I de Inglaterra por ser «repulsivo para el olfato, desagradable para la vista, peligroso para el cerebro y nocivo para los pulmones».
En la actualidad, el hábito de fumar tabaco se considera un uso legal de la droga nicotina con fines recreativos o para relajarse. Aproximadamente, el 80% de los fumadores viven en países de ingresos bajos o medios.También se ha considerado una afición masculina a lo largo de la historia. Existe evidencia científica que confirma que los hombres con altos niveles de testosterona son más propensos a fumar tabaco.
El consumo de tabaco es una de las principales causas de muerte, enfermedad y empobrecimiento en el mundo, tanto por el consumo voluntario o por respirar el humo ajeno.
Historia
Se cree que la planta de tabaco, la Nicotiana tabacum, es originaria de la zona del altiplano andino y que llegó al Caribe unos 2000 ó 3000 años antes de Cristo. Cuando Colón llegó a América, la planta ya se había extendido por todo el continente y casi todas las tribus y naciones de América habían tenido contacto con el tabaco y tenían con él una relación más o menos intensa.
El 28 de octubre de 1492 fue una fecha clave en la historia del tabaco. Ese día, Colón y sus naves llegaron a la bahía de Bariay, cacicazgo de Maniabón, en la costa noreste de la isla de Cuba, al norte de la actual provincia de Holguín. «...Es aquella isla la más hermosa que ojos hayan visto...», escribiría luego Colón en su diario, impresionado por el esplendor y la variedad de colores que le ofrecía la tierra que acababa de descubrir.
Unos días más tarde Colón, como era su costumbre, mandó a dos de sus hombres, Luis de Torres y Rodrigo de Xerez, a explorar la zona circundante y, si era posible, contactar con los emisarios del Gran Kan. Colón aún creía que había llegado a las Indias (Cipango y Catay, entre otras), y su principal objetivo era reunirse con dichos emisarios para llevar a cabo la misión que le habían encomendado los Reyes Católicos: firmar un tratado comercial.
Entre los días 2 y 5 de noviembre, los dos exploradores recorren la zona próxima al lugar de desembarco y se encuentran con los habitantes de la isla, los indios taínos. Una de las cosas que más les llama la atención es ver a hombres y mujeres aspirando el humo de unos tubos de hojas secas.
De regreso a Playa Blanca, en la bahía, relatan a Colón lo que han visto y éste hace la siguiente anotación en su diario el día 6 de noviembre de 1492:
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